Las monjitas de la Preciosa Sangre tenían su convento al lado norte del campanario, en la esquina de las calles O¨Higgins y Bulnes, habían llegado a Nacimiento a fines de 1790 y se ocupaban del cuidado de los enfermos en el hospital local, además se preocuparon de la enseñanza de la preparatoria con las niñas. Con su hábito plomo o color ceniza circulaban todo el día por los pasillos del antiguo hospital local de paredes de adobe, cuidando los jardines, por las tardes y mañanas se dedicaban a sus oraciones en la capilla del convento de la congregación.
Ellas habían combatido la enfermedad del cólera que atacó al pueblo en 1886, cuidando ancianos y enfermos por casi dos siglos hasta que el terremoto destruyó su convento y dejaron su recuerdo entre la gente de Nacimiento.
Fuente: “LA HISTORIA DE NACIMIENTO” de don Ramón Navarrete Stagg y Claudio Carrasco.
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