Este sitio es para toda persona nacida en esta hermosa tierra. Para todo aquél que se sienta orgulloso por su comuna. para el que sigue aquí, para el que está lejos y para los que de una u otra forma se les ha impregnado en la memoria el nombre de Nacimiento. Más de cuatrocientos años de historia forjaron nuestras raíces, de aquí surgieron patriotas forjadores de nuestra independencia, artistas, escritores, congresistas, héroes, deportistas, nacimentanos de corazón.

Aquí está tu espacio, tu cita con la historia, con el presente y el rincón de los recuerdos y la posibilidad de expresar tus sentimientos por tu pueblo, tu opinión nos interesa, no dejemos en el olvido este pedazo de tierra con una de las historias más extensas e importantes de nuestra patria.
Cada pueblo, cada país, incluso cada persona le asigna importancia a algún tipo de recuerdo. Practicar el ejercicio de mirar hacia atrás es para entendernos mejor, pues el pasado a menudo nos ofrece las claves necesarias para desenvolverse en forma adecuada y exitosa en el presente.
La Historia busca recrear esas vidas y experiencias de esos antepasados, pero no con un mero afán de curiosidad, sino con un espíritu crítico que permita ir descubriendo el legado de los que ya no están. Ahí en el acto de recordar, está la conexión con nuestras raíces, con nuestra Historia.
La historia de más de cuatro siglos de Nacimiento, nos muestra que somos una comunidad muy amplia, que tiene raíces en las civilizaciones precolombinas, la irrupción europea trastocó la historia, el choque de dos identidades con pocos elementos en común, modificó el modo de ser de ambos grupos, configurando la nueva identidad mestiza. El descubrimiento del Nuevo Mundo, marcó un hito en la historia de la humanidad. Todo un continente se moviliza desde la vieja Europa a colonizar estas tierras, impregnándolas con sus tradiciones, costumbres, idiomas y mezclándose en el surgimiento de una nueva raza. Lo que hoy somos, casi como el producto de la fantasía sucedió en esta región hace ya más de 4oo años, como resultado de la audacia de los conquistadores y la pujante y tesonera fuerza de los caciques araucanos. Fue aquí donde la lanza y la espada se encontraron para formar un nuevo pueblo.
"Los pueblos que no conocen su historia, sus errores y sus aciertos, pierden conciencia de sus destinos y los que se apoyan en las tumbas gloriosas de sus antepasados, son los que mejor preparan el porvenir".
Te invito a conocer nuestra historia, eres bienvenido.

sábado, 31 de marzo de 2012

ARAUCANÍA: ERRORES ANCESTRALES


En los últimos tiempos se ha hecho corriente hablar de los derechos ancestrales para apoyar las demandas de los descendientes de araucanos, esa es sólo una verdad a medias, porque los antiguos indígenas de la Araucanía fueron protagonistas de su propia dominación.
Este es un hecho universal, repetido en todas partes donde una cultura avanzada se impuso a otra menos evolucionada. Fue el caso de toda América, en la India, en la China y en África, porque una conquista no es sólo una imposición de los dominadores, sino  también una absorción por los dominados.
Fatalmente, un pueblo en vías de sumisión, a pesar de una lucha defensiva, cae en la tentación de los bienes que trae el invasor porque le atraen, se les hacen necesarias y su posesión a la vez que, como elementos técnicos y armas, sirven en las disputas internas y externas. Por ese camino se produce una aproximación a la cultura del otro y se desarrolla el mestizaje físico. El pueblo sometido cae en su propia trampa, originándose una realidad que nadie pensó. Es lo que ocurrió y sigue ocurriendo en la Araucanía. También el dominador recibe alguna influencia del sometido, aunque menos significativa.
Cuando los guerreros araucanos vieron los caballos y se deslumbraron con las armas de acero, procuraron hacerse de ellas. El hierro les era desconocido y descubrieron su enorme utilidad; los espejos, cintas y baratijas eran novedosos y lucidos; pero el aguardiente y el vino fueron la mayor tentación, debido a su alto grado alcohólico y duración, que los hacía muy superiores a la chicha.
Los dominadores por su parte, requerían alimentos, ponchos y ganado.
El simple robo de especies de un comienzo por los indígenas se transformó luego en un provechoso comercio que beneficiaba a los dos pueblos.
Inevitable fue el roce sexual, efectuado en gran escala durante la entrada del ejército, en los lavaderos de oro, en el trabajo de las encomiendas, en el contacto en estancias y puestos fronterizos y a causa de la presencia de cautivas en los levos. También la esclavitud de los araucanos, vigente durante parte del siglo XVII, contribuyó al mestizaje e igualmente la venta de mujeres y niños practicada por los mismos naturales.
El mestizaje predominó al norte y sur del Biobío, al punto de que las fuentes históricas del siglo XVII señalan que sólo por excepción quedaban indios puros, desde entonces  y hasta el día de hoy, los llamados araucanos eufemísticamente  mapuches, no son más que mestizos, aunque sean notorios los antiguos rasgos.
En el orden natural hubo actitudes ambivalentes. Por una parte se mantenían las tradiciones y costumbres y por otra, había una aproximación a la cultura de los dominadores. Tempranamente algunas agrupaciones comenzaron a hablar el castellano y con el correr del tiempo se generalizó su uso, aunque hubo comunidades o individuos recalcitrantes que aún pueden encontrase como curiosidad.
La religión y la moral cristiana influyeron en la vida araucana, aunque con grandes tropiezos y sólo a medias. Ideales tales como la del bien y el mal, el castigo y la recompensa, la monogamia, se abrieron paso. La justicia en lugar de la venganza, la monogamia y la condena de la homosexualidad, que era práctica corriente, se impuso a la larga.
La lucha de los araucanos contra los españoles y los chilenos tuvo una duración e intensidad mucho menos de lo que se cree. Fue intensa hasta 1662, para luego disminuir de manera apreciable y transcurrir largos períodos sin acciones armadas.
Se habían impuesto las relaciones pacíficas, convenientes para todos, generándose una vida fronteriza, en que la misma intensidad del contacto causaba los pocos choques violentos.
La paulatina derrota de los araucanos se debió a que no presentaron un fuerte unido, porque estuvieron divididos ante los españoles y chilenos. Unos resistieron tenazmente, pero otros colaboraron con los dominadores y se adaptaron a la vida de sumisión por las ventajas que obtenían de ellas.
Cada vez que un destacamento incursionaba en la Araucanía, era acompañado por grandes conjuntos de indios de la cercanía que marchaban contra sus hermanos de sangre para vengar agravios, satisfacer viejos odios y entregarse al pillaje. En el botín figurarían mujeres, niños y animales. Solían constituir las avanzadas, eran buenos conocedores de los pasos, conocían las triquiñuelas de sus rivales, ayudaban a cruzar los ríos, se empeñaban como espías, cuidaban de los caballos, procuraban agua, leña y alimentos. En la lucha se mostraban feroces, activos en la persecución e implacables para matar a los derrotados. Gracias a esa colaboración se comprenden las victorias de hispanos y criollos. Cada partida militar de 200 a 400 hombres, era acompañada por dos mil o tres mil guerreros nativos, denominados “indios amigos”.
A medida que pasaron los años, los indios amigos fueron organizados de alguna manera y se colocaron "capitanes de amigos” a su frente, que eran soldados mestizos conocedores de su lengua y sus costumbres. Finalmente contingente de indios amigos fueron incorporados al Ejército, asignándoles un pequeño sueldo. Los levos que permanecían en paz y colaboraban con las fuerzas hispanocriollas y luego chilenas contaron con capitanes que secundaban a los caciques, ayudando a mantenerlos en orden y facilitando el trato con los blancos. Los caciques recibían sueldo y se concedía el uso de un bastón con puño de plata.
En suma los propios araucanos formaron parte del aparato de civilización material
Es cierto que perdieron gran parte de sus tierras, empleadas fundamentalmente para la caza y la recolección, es decir, mal aprovechadas a ojos modernos; pero también es cierto que pudieron incorporarse a la producción agrícola y ganadera del mercado, intercambiando productos. Dispusieron de todo lo que aportó el europeo y el chileno: ganado vacuno, ovino y caballar, trigo, toda clase de árboles frutales y hortalizas, herramientas y utensilios variados, arados de acero, ropas y calzado industrial y en los tiempos actuales muchas cosas más.
No cabe duda de que renunciaron a derechos ancestrales, que aceptaron la dominación y que adaptándose a ella, han mirado hacia el futuro.

Texto escrito por Sergio Villalobos R., El Mercurio, 14 de mayo del  año 2000 página A 2.
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