Los orígenes de la GUARDIA
NACIONAL se remontan a las milicias coloniales, conformadas por los vecinos en
armas para defenderse de los bandidos, sublevaciones indígenas, hacer guardia y
prevención policial en las ciudades, cobrando especial relevancia como auxilio
del Ejército Español.
Durante la guerra de
Independencia fueron la base de conformación del Ejército Patriota y del
Ejército Libertador de Los Andes.
Consolidada la Independencia, en
1825 se creó oficialmente la Guardia Nacional a la que debían servir como
voluntarios, durante 10 años todos aquellos hombres que no cumplieran funciones
religiosas, públicas o de utilidad pública (panaderos, bomberos, etc.) Sin
embargo, esta no tuvo un desarrollo significativo sino hasta la gestión
ministerial de don Diego Portales, cuando cobró especial importancia y
desarrollo, convirtiéndose en un contrapeso militar al Ejército de Línea, en
caso que surgiera un caudillaje militar en su interior que atentara contra el
sistema político.
El accionar de la Guardia
Nacional era considerado vital ante un ejército de línea, pequeño y de bajo costo, por el auxilio que
prestaban en el patrullaje rural, resguardando cárceles y otras labores, como
asimismo por contemplar una reserva militar de 30 mil hombres que podían ser
movilizados en caso de emergencia nacional.
Así, la constitución de 1833
contempló la obligación de servir en las milicias y se estableció en el
presupuesto nacional su financiamiento permanente. Del mismo modo, los
milicianos, entre 14 y los 50 años,
fueron obligados a recibir instrucción militar una vez a la semana y a
costearse su propio uniforme.
Posteriormente durante el
gobierno de don Manuel Bulnes Prieto, se dictó un decreto (10 de octubre de 1845)
que vinculó y subordinó la gestión de la Guardia Nacional al Ejército de Línea,
estableciendo una Inspección General en ella conformada por oficiales que
debían velar por su correcto
funcionamiento y progreso.
La Guardia Nacional también
sirvió como contingente electoral forzado de los sucesivos gobiernos. Esta
estrecha ligazón con la Moneda explicó que los “Cívicos”, como fueron llamados
sus miembros, optaran siempre por defender los gobiernos constituidos, incluso
contra organizaciones en las que muchos participaron, como en el levantamiento
de la Sociedad de la Igualdad, de abril de 1851.
De cara al exterior, su aporte
fue trascendental en la guerra contra la Confederación Perú- Boliviana, en la
ocupación de la Araucanía, en la Guerra del Pacífico y en la Guerra Civil de
1891.
La modernización de Ejército de
fines del siglo XIX y la instauración
del Servicio Militar Obligatorio en 1900 marcó su declive. De esta manera
terminó un ciclo en que junto al Ejército, la Guardia Cívica fue un pilar de la
defensa terrestre del Estado chileno en el siglo XIX.
Gentileza de Rodrigo Ignacio
Riquelme González.
www.nacimientotumemoria.blogspot.com
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