Este sitio es para toda persona nacida en esta hermosa tierra. Para todo aquél que se sienta orgulloso por su comuna. para el que sigue aquí, para el que está lejos y para los que de una u otra forma se les ha impregnado en la memoria el nombre de Nacimiento. Más de cuatrocientos años de historia forjaron nuestras raíces, de aquí surgieron patriotas forjadores de nuestra independencia, artistas, escritores, congresistas, héroes, deportistas, nacimentanos de corazón.

Aquí está tu espacio, tu cita con la historia, con el presente y el rincón de los recuerdos y la posibilidad de expresar tus sentimientos por tu pueblo, tu opinión nos interesa, no dejemos en el olvido este pedazo de tierra con una de las historias más extensas e importantes de nuestra patria.
Cada pueblo, cada país, incluso cada persona le asigna importancia a algún tipo de recuerdo. Practicar el ejercicio de mirar hacia atrás es para entendernos mejor, pues el pasado a menudo nos ofrece las claves necesarias para desenvolverse en forma adecuada y exitosa en el presente.
La Historia busca recrear esas vidas y experiencias de esos antepasados, pero no con un mero afán de curiosidad, sino con un espíritu crítico que permita ir descubriendo el legado de los que ya no están. Ahí en el acto de recordar, está la conexión con nuestras raíces, con nuestra Historia.
La historia de más de cuatro siglos de Nacimiento, nos muestra que somos una comunidad muy amplia, que tiene raíces en las civilizaciones precolombinas, la irrupción europea trastocó la historia, el choque de dos identidades con pocos elementos en común, modificó el modo de ser de ambos grupos, configurando la nueva identidad mestiza. El descubrimiento del Nuevo Mundo, marcó un hito en la historia de la humanidad. Todo un continente se moviliza desde la vieja Europa a colonizar estas tierras, impregnándolas con sus tradiciones, costumbres, idiomas y mezclándose en el surgimiento de una nueva raza. Lo que hoy somos, casi como el producto de la fantasía sucedió en esta región hace ya más de 4oo años, como resultado de la audacia de los conquistadores y la pujante y tesonera fuerza de los caciques araucanos. Fue aquí donde la lanza y la espada se encontraron para formar un nuevo pueblo.
"Los pueblos que no conocen su historia, sus errores y sus aciertos, pierden conciencia de sus destinos y los que se apoyan en las tumbas gloriosas de sus antepasados, son los que mejor preparan el porvenir".
Te invito a conocer nuestra historia, eres bienvenido.

miércoles, 31 de agosto de 2011

EL CACIQUE LORENZO KOLIPÍ

Relato de su primo Lorenzo Kolimán
Lorenzo Kolipí  fue el cacique más poderoso de los abajinos, cuando gritaba para dar órdenes nadie le contradecía, peleaba con mucho valor y en muy buenos caballos.
         Además de sus riquezas tomaba lo que necesitaba desde Angol hasta Remehueico, poseía las más grandes yeguadas, manejaba plateros y pelloneros. Tenía un cuarto lleno de objetos de plata y sólo entraban en él dos de sus veinticuatro mujeres.
            En Nacimiento, Los Angeles y en todas las guarniciones lo recibían con honores, pues Kolipí ayudó a los patriotas, él fue partidario de ellos desde el principio.
            Aunque Kolipí tenía traje de general, a Santiago iba vestido de mapuche, con muy bonitas mantas y bien plateada su montura.
            Viajaba acompañado de sus mocetones, se alojaba en un convento de sacerdotes y visitaba al presidente Bulnes, éste general era su amigo, le daba la mano y le hacía regalos. Cuando volvía de Santiago la gente de sus tierras salían a encontrarlo, le llevaban muchos regalos  y gallinas fiambres, le saludaban con respeto y algunos lloraban al verlo regresar sin novedad, él les contaba de su viaje y las ventajas que había obtenido.
            Su numerosa familia le daba autoridad, también el auxilio que le prestaban los militares.
            Tenía una enemistad terrible con Mariluan y con Mangin, caciques arribanos, se daban grandes malones y durante un tiempo tuvo que esconderse, pero cuando fueron ganando los patriotas y hubo República, Kolipí empezó a vengarse.
            Uno de sus numerosos hijos, Llanquilef o Juan Kolipí, era teniente del Carampangue y fue a la guerra contra la Confederación Peru-Boliviana, con el general Bulnes, el año 1839. Se distinguió por el valor extraordinario que desplegó en la defensa de los puentes Llaclla y Buin.
            Uno de sus hermanos, José Pinolevi o Pichi Pinolevi, aprendió a leer y escribir con los sacerdotes en Nacimiento donde residía con frecuencia, porque tenía casa de tejas y gozaba de sueldo del gobierno para que ayudase al ejército. En el año 1862 se le pagaban $15 mensuales.
            Dicen que Mangin mandó a matar a Kolipí por brujería, otros creen que enfermó de tifus y murió en el año 1850. Sus mujeres y parientes lo lloraron sin consuelo, de Nacimiento fueron algunos oficiales a darle el pésame a los deudos.
            Su hijo mayor, Pedro Kolipí fue el heredero del cacicazgo.

Extracto del libro: “Las ultimas familias y costumbres araucanas”, tomo VII.
Autor: Tomás Guevara.


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domingo, 28 de agosto de 2011

LEONIDAS EHIJOS GALLEGOS, VETERANO DE LA GUERRA DEL PACÍFICO, 1879-1884

           Nacido en Nacimiento, sector Monterrey, hijo de don José Antonio Ehijos y de doña María del Pilar Gallegos, casado con doña Dionisia Gallegos.
            El 22 de junio de 1883, a la edad de 14 años ingresa al Regimiento 3o de Línea, participando en diversas expediciones en la Campaña de las Sierras hasta el 15 de agosto de 1884.
            Don Leonidas  Ehijos muere por enfermedad natural el  11 de mayo de 1937. Fue sepultado en el mausoleo de Suboficiales del Ejército en el Cementerio General de Santiago.


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EUSEBIO RUÍZ GUZMÁN (BIOGRAFÍA ESCRITA POR DON BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA.)

           Había visto la luz en Nacimiento, madriguera de leones, antes que población de pacíficos colonos. A los 15 años tomó las armas alistándose como soldado distinguido en el cuerpo de Cazadores a Caballo, que mandaba el Coronel Freire en 1817 y en el que servía como teniente, su hermano Buenaventura Ruiz, otra de las lanzas que han dado nombre a Nacimiento. Participó en todos los encuentros, que en aquel año nos hicieron dueños de la raya del Biobío, conquistando cada uno de sus fuertes que protegen sus vados, a filo de sable. Penetró uno de los primeros en la plaza de Nacimiento el 13 de mayo de aquel año; apoderándose en seguida de Santa Juana, bajo las ordenes del valiente José Cienfuegos, llamado vulgarmente “el Tacho”  por la ronquera de su voz. Se cuenta que en uno de estos ataques, el inexperto recluta del Cazadores echó el cartucho en la carabina con la bala en el fondo, por lo que el tiro no salió, reconviniéndole en el acto su jefe inmediato, que era entonces el Capitán don Salvador Puga, la respuesta de Ruiz fue tirar la carabina al suelo y desnudar el sable exclamando: ¡Esta es el arma de los bravos! , y se arrojó en medio de las filas enemigas.
                Durante la campaña de 1818, Ruiz confirmó su valor con su sangre, protegiendo la retirada del ejército, recibió una lanzada en las llanuras de Quechereguas, que él se hizo pagar a sus anchas, en la planicie de Espejo, pocos días más tarde. Sabido es que su cuerpo, con Freire a la cabeza, rompió al fin el cuadro de Burgos en la derrota de Maipo.
                De las batallas en que el joven Ruiz peleaba como jinete, pasó a los encuentros en el mar. Embarcado con Lord Cochrane en 1819, en la Expedición Libertadora del Perú, se encontró en el asalto de Pisco y en el combate de la Puna a la entrada del rio Guayaquil, donde fue herido de bala. Un año después volvemos a encontrarlo en el sur, recibiendo otra herida de lanza en un encuentro (29 de diciembre de 1820), en el que su bravura dejó atónitos a sus soldados y  a los enemigos que lo acosaban. Baleado su caballo en un encuentro con las tropas de Vicente Benavides, en la vecindad de Chillán, rodeado de un enjambre de indios que le asestaban sus lanzas, mientras sus compañeros iban a rehacerse a corta distancia para emprender una nueva carga. Defendiéndose Ruiz con increíble destreza durante muchos minutos con su lanza y cuando los suyos llegaron a rescatarle, le encontraron todavía en pie con el cuello atravesado de una herida, única lesión que había recibido.
                Durante todo el año 1821 sirvió bajo las ordenes de un oficial digno de mandar a tan valeroso soldado, el Capitán don Manuel Bulnes Prieto. A su lado recibió dos heridas de lanza  en las vegas de Mulchén, habiéndose internado hasta las márgenes del Cautín, en el corazón de la Araucanía. Desde aquí se adelantó hasta Valdivia con cien Cazadores y trescientos indios aliados, permaneciendo un año entero vagando en las fragosidades de aquellas comarcas, que resonaban con el terror de su nombre. Durante toda esta terrible campaña, estuvo interceptado por el enemigo y cuando se presentó de nuevo sobre el Biobío, con su tropa destrozada por la intemperie y los combates, parecía el jefe de una infernal corte de macilentos espectros.
                Antes de cerrarse la era de los combates de la Independencia, Ruiz volvió a recibir el fuego de los enemigos de su patria. Una de las últimas balas que se dispararon en las fronteras por los fusiles realistas, le hirió en un brazo, durante un encuentro que sostuvo en Arauco al lado del valeroso Coronel Picarte. “Tenía fama de valiente, dice uno de los émulos de aquella época y con mucha justicia por su arrojo en los combates”. Lleno de cicatrices y con la nombradía de un bravo sin segundo, residía Eusebio Ruiz en Concepción cuando estalló la revolución de 1829. En el acto toma partido en el bando que acaudillaba su antiguo Coronel Freire, y sin más prestigio que el de su nombre, se puso a  la cabeza de una compañía de Cazadores a Caballo que logró seducir en el pueblo de Yumbel, entra con ellos a Concepción, pone en arresto al Coronel Cruz, que mandaba aquella plaza y a quien sorprende en su cuartel y después de reunir considerables fuerzas de milicias, marcha en auxilio del Coronel Viel, que sitiaba Chillán con las tropas constitucionales. En una de las salidas que hizo la caballería veterana de la plaza sitiada, compuestas de ciento cincuenta Húsares, Ruiz montado en un soberbio caballo mulato llamado el Moro, cargó con sus cazadores y en el entrevero, trajo al suelo con su propio sable a once de sus contrarios.
                El desastre de Lircay envolvió a Ruíz, como a tantos otros leales soldados de Chile y habiendo emigrado al Perú, arrastró durante muchos años una existencia errante y azarosa. Encontrándose por acaso en Santiago diez años más tarde, se le designó oficialmente como una de las victimas de aquella inicua trama de rufianes, que se ha llamado “golpe de Estado” y que es conocido con el nombre de la farsa de Bazán y Bizama. Ruíz fue procesado con el senador Benavente, el comandante de la guardia cívica  Aldunate y otros ciudadanos acusados de haber atentado contra el general Bulnes, a quién se quería hacer mártir, para convertirle mediante el estado de sitio, en presidente de la República .Absuelto en esta causa, volvió a su vida peregrina sobrellevando con ánimo, los contratiempos de su mala estrella política, cuya luz siguió hasta el heroico y lastimero lance que puso fin a sus días .Sabemos solo de los diez últimos años de su existencia y que habiendo acumulado con su industria y ahorros una pequeña fortuna, se había retirado a vivir tranquilamente a su pueblo natal Nacimiento.
                Le encontró ahí la noticia del levantamiento de Concepción, que por cierto, no era para él un misterio. En efecto, montó a caballo y se dirigió a Los Angeles para ponerse de acuerdo con Urízar, a fin de sujetar el escuadrón de Cazadores, que estaba a las órdenes de Venegas. Más por desgracia, aquellos iban en marcha  hacia Chillán, después de haber burlado los esfuerzos de Urízar por retenerlos. Ruíz sin embargo, no vaciló en seguirlos  y después de haberse puesto de acuerdo con Pradel, galopó catorce  leguas hasta darles alcance cerca de Cholguán, donde se puso al habla con Venegas. Contestó este con palabras evasivas solamente y aunque algunos soldados quisieron regresar con él, no lo consintió, a menos que no volviese todo el escuadrón. Cuando regresó a Los Angeles y dio aviso a Pradel del mal éxito de su empeño, el generoso soldado se contentó con decir,”No importa tengo catorce mil pesos que consagrar a la Patria y no nos harán falta los Cazadores”.  
Se marchó a los pueblos avanzados de la frontera, como Nacimiento, Santa Juana y Arauco, reunió las milicias, eligió los soldados mas a propósito para la guerra y se dio tanta prisa en sus aprestos que a fines de septiembre, tenía reunido un lucido regimiento de trescientos lanceros, todos voluntarios .Se enviaron a este cuerpo todas las corazas que existían en Concepción, por lo que se le dio el  nombre de “Dragones de la Frontera”. El  19 de septiembre se había expedido el decreto por parte del intendente Félix Vicuña, de organización de aquellas fuerzas, nombrando coronel del regimiento a Ruíz, comandante al oficial veterano don Pedro Alarcón y sargento mayor al capitán Zapata, antiguo soldado de los Pincheira.                                      
                Era Eusebio Ruíz en 1851 un atlético anciano de rostro tostado, frente descubierta, pelo cano, nariz grande y aguileña, alto, fornido, con músculos de fierro  y un semblante entre terrible y severo. Temíanle mas que le amaban sus subalternos. Era incansable en los ejercicios de su profesión, pues no gustaba  tener ociosos a sus soldados. Dábales el ejemplo de la sobriedad en los campamentos y era de aquellos raros jefes que cuando dan en los campos de batalla la voz de atacar al enemigo, no dicen a sus filas, ¡Os sigo! sino  ¡Seguidme! Pasaba  entre sus superiores por insubordinado porque no conocía fila ni oía en los combates otro toque de los clarines que el que sonaba degüello o a la victoria. Podía acaso tildársele de cruel, porque sableaba sin piedad y con su propia mano; pero si su reputación de hombre se menoscaba con este juicio, su nombradía de soldado queda ilesa y más imponente todavía.
                El 8 de diciembre de 1851 en Loncomilla, el efecto fue desastroso; jinetes y caballos rodaron por tierra, la primera víctima, el hombre que siempre rechazó las retiradas Eusebio Ruiz, el bravo de Nacimiento.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             Tomada del libro: Administración Montt, tomo IV”  
Autor: Benjamín Vicuña Mackenna.
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martes, 23 de agosto de 2011

GESTACIÓN DE LA EMANCIPACIÓN CHILENA E INCORPORACIÓN DE NACIMIENTO AL CHILE REPUBLICANO

        La diferencia de temperamentos entre criollos y españoles engendró una reciproca antipatía. Unos y otros se enlazaban por su fidelidad al Rey, pero se detestaban entre sí, se unieron a estos factores el ejemplo de la emancipación de otros países de América y la influencia de las ideas filosóficas francesas. Era de esperar que fermentara una potente ansia de libertad que los propios acontecimientos históricos precipitaron y ese fuego fue alimentado por la actitud de los propios españoles.
            A la invasión napoleónica  siguió un estado de incertidumbre tanto en España como en las colonias.
         En Chile, el primer paso fue el Cabildo abierto del 18 de septiembre de 1810, que culminó con la formación de la Junta de Gobierno ese mismo día. Este movimiento que originalmente planteó la defensa de los derechos del Rey cautivo, poco a poco fue derivando en una Revolución de Independencia. Una vez formada la junta, se dio a conocer a todo Chile, Nacimiento tuvo noticias de este acontecimiento el 11 de noviembre de 1810 y fue notificada a todos los ciudadanos por el Comandante del Fuerte, Teniente de Dragones don Santiago de Tirapegui y Salas.
            Las autoridades virreinales de Lima vieron con creciente preocupación el curso de los hechos y en 1813 decidieron que era la hora de actuar militarmente. Desde Perú salieron consecutivamente 3 expediciones militares comandadas por: Antonio Pareja, Gabino Gainza y Mariano Osorio, que lograron—gracias a la división de los revolucionarios—reincorporar al país a la monarquía entre 1814 y 1817.
            Mientras tanto en Mendoza, se organizaba el Ejército Libertador de Los Andes, fuerza militar que combatió en la cuesta de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817 y en la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, consolidando definitivamente la Independencia de Chile.
            La plaza de Nacimiento, que estaba en poder de los españoles, fue incorporada al Chile libre en la mañana del 08 de mayo de 1817, por el Capitán don José Cienfuegos, acompañado de sus dragones y entre ellos los bravos nacimentanos Eusebio y Buenaventura Ruíz Guzmán.
Extracto del libro: La Historia de Nacimiento; Autor: Ramón Navarrete Stagg.
Sitio web: www.memoriachilena.cl.
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miércoles, 17 de agosto de 2011

MONUMENTO EN HOMENAJE A LOS HÉROES DE LA GUERRA DEL PACÍFICO DE LA PROVINCIA DE BIOBÍO CON MOTIVO DEL BICENTENARIO DE LA REPÚBLICA







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MAYO DE 1813, DOÑA ISABEL RIQUELME Y DOÑA ROSA O´HIGGINS SE ASILAN EN EL FUERTE DE NACIMIENTO

         Agosto de 1813. Durante las correrías que hizo O´Higgins por los desfiladeros de Quilquilemo, Gomero y Quilacoya en el camino de Rere a Huaqui y la batalla del Roble a orillas del Itata. Marchó después a Concepción con algunos destacamentos montados. No salía O´Higgins en busca del enemigo, sino en una cruzada intima y caballeresca. Se trataba de los seres que  amó con singular predilección, eran su madre doña Isabel Riquelme y Mesa y su hermana doña Rosita O´Higgins, asiladas en el Fuerte de Nacimiento desde mayo, cuando se produjo la toma de Los Ángeles por el Ejército Patriota, como represalia los Realistas saquearon e incendiaron la hacienda San José de las Canteras. La casa había sido construida hacia sólo dos años, además se llevaron el ganado vacuno y hasta las joyas de la familia.
O´Higgins les avisó que podían viajar a Concepción por Yumbel, más apenas se habían puesto en ruta, se le dijo  que Eleorreaga con una división de mil hombres, había salido de Chillán y avanzaba por el camino a Rere, sin duda se proponía reconquistar la frontera. Iba pues a interponerse en la marcha de su madre, era preciso acudir en su socorro, aunque no tuviese más que 300 hombres.
Se trabó el primer combate en la mañana del 2 de septiembre. Por la superioridad del número es atropellada en breve la columna, O´Higgins se retira combatiendo hasta el alto de Gomero, donde resiste hasta ser de nuevo arrollada, era el medio día, baja entonces la cuesta al galope, siendo uno de los últimos en retirarse, al saltar una zanja revienta la cincha de su montura y el caballo espantado le deja en el suelo, el enemigo venía ganando a toda prisa el terreno.
Sin duda caería prisionero, pero un valiente soldado resuelve darle su montura, ambos se salvan y se dirigen a Quilacoya, ya era la noche.
Eleorreaga tenía las mejores fuerzas del éjercito realista, parecía que tenían el don de multiplicarse pues en todas partes se les encuentra entre el Maule y la Frontera.
Pero O´Higgins tiene también a Benavente y Freire con otros 100 valientes que venían dese Concepción.
En la mañana de aquel día hubo 3 combates, en aquel tiempo los héroes nacían al brillar de los sables en la primera escaramuza de un encuentro.
La madre y la hermana habían sido  prisioneras en el camino de Nacimiento a Yumbel y conducidas a Chillán, donde fueron canjeadas por la mujer del general interino de los Realistas Juan Francisco Sánchez

              
 Extracto del Libro “El Ostracismo de O’Higgins”.
 Autor: Benjamín Vicuña Mackenna.

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domingo, 14 de agosto de 2011

MANUEL TERÁN VILLAGRÁN

       Nacido en Los Ángeles en 1807, hijo de Fermín Terán de los Ríos y de María del Rosario Villagrán. En 1819 ingresó  como soldado distinguido al regimiento “Cazadores a Caballo”, creado por el general don Ramón Freire Serrano, participando activamente en la captura de los bandidos y su montonera durante el período de la “Guerra a Muerte”. En el año 1827 ascendió a Teniente. En 1829 ascendió a Capitán y en 1830 ascendió a Sargento Mayor.

Se vio implicado involuntariamente  en el “Motín de Quillota”, el 4 de junio de 1837. Participó en la guerra contra la Confederación Perú-boliviana, como Capitán y luchó en el combate de Portada de Guías el 21 de agosto de 1838, en la batalla del Puente Buín el 6 de enero de 1839 y en la batalla de Yungay el 20 de enero de 1839

En el año 1843 fue elegido por una amplia mayoría en nuestra región, como Elector de Senadores, según consta en la Página de los Cuerpos Legislativos de Chile.

En 1849 era miembro del Cuerpo de Asamblea y en 1855 se retiró del ejército con el grado de Sargento Mayor Efectivo.

Era casado con doña Antonia Lavín Villagrán, dejando descendencia en nuestra comuna.

Falleció en Nacimiento en 1865.


Gentileza del profesor de Historia e Investigador don Manuel Espinoza Llanca.

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VICENTE BENAVIDES LLANOS

       El Bandido y Montonero Realista, Vicente Benavides Llanos, nació en Quirihue en 1777, hijo de Toribio Benavides y María Isabel Llanos.
En 1811 se enroló en las filas del ejército patrio, pero una vez iniciada la Guerra de Independencia, abandonó las fuerzas revolucionarias e ingresó en las monarquistas.
Fue capturado en el combate de "Membrillar", pero logró fugarse y reincorporarse a las filas realistas. Se encontró en la batalla de "Rancagua" en octubre de 1814 y obtuvo el grado de Subteniente. Durante la Patria Vieja organizó y encabezó un movimiento de resistencia.
Tras el triunfo patriota en "Chacabuco", partió hacia la Frontera con la intención de sublevar a los mapuches en contra del gobierno y apoyar a las fuerzas españolas que se encontraban en Talcahuano.
Participó en la batalla de"Maipú", donde nuevamente fue capturado y condenado a muerte, conmutándosele la pena por la de destierro en Mendoza. En el trayecto intentó fugarse y se le disparó, dándosele por muerto. Una ves recuperado se comunicó con el sacerdote que había logrado conmutarle la pena de muerte para que convenciera al general San Martín de sus rectas intenciones, sin embargo todo era un ardid y al ser enviado a la Frontera formó un cuerpo armado logrando contactarse con las fuerzas realistas de Chiloé. Enterado el Virrey del Perú, Joaquín Pezuela, le confirió el grado de Coronel. Después de todo fue un gran error de San Martín ponerlo en libertad para convertirlo en verdugo de los chilenos. Sumaba a sus condiciones de caudillo de montoneros, un sadismo sin freno.
Benavides organizó completamente a sus hombres e inició lo que se ha conocido como "La Guerra a Muerte", que se caracterizó por la ferocidad y crueldad con que actuaba. Según lo narrado por Lord Cochrane,"era un infame monstruo, cuando caía en sus manos alguna persona de influencia le cortaba la lengua y lo mutilaba de horribles maneras".
Logró derrotar al ejército de gobierno en "El Pangal"  y en "Tarpellanca", por esa fecha, octubre de 1821 las filas realistas sumaban 6.000 hombres. Tales fueron los desmanes que el gobernador don Ramón Freire, se desesperaba por hacer comprender a las autoridades, la enorme importancia de la campaña que había organizado el montonero con ayuda de mapuches y pehuenches.
Benavides no perdió ocasión de volver en ruinas los pueblos donde se acercaba, haciendo quemar cuantos podía (incluso Nacimiento). Era de esos seres anormales, en que la traición y la deslealtad forman parte integral de su ser.
Al mando de la "Guerrilla Realista de la Frontera", trató de retardar a toda costa el avance patriota, tanto al interior del país, como hacia el Virreinato del Perú, hasta donde se dirigía la Expedición Libertadora. Fue alternativamente traidor a una y otra causa, esto se debió a que en realidad lo suyo, no era la causa del Rey, sino fundamentalmente bandidaje.
Finalmente fue derrotado en las "Vegas de Saldías", traicionado por uno de sus hombres fue detenido por las autoridades y fue trasladado a Santiago, donde se le fusiló el 23 de febrero de 1822.
Tras la desaparición de Benavides los restos del ejército realista, pasaron a ser simplemente bandoleros.  
Esta "Guerra a Muerte" estaba lejos de terminar, pues aún quedaban los cuatro hermanos Pincheira, Juan Manuel Picó, Juan Antonio Ferrebú (el "Cura de Rere"),Vicente Antonio Bocardo, Dionisio y Juan de Dios Seguel, Miguel Senociains, Antonio Carrero, Pedro y Juan Francisco Sánchez, Mariano Ferrebú, Mateo Mainery, José Ignacio Neira, José María Zapata, Santos Alarcón, Pedro López y su hijo Nicolás, Vicente de Elizondo, Clemente González, Manuel Fuentes, Gervasio Alarcón,Agustín Rojas, Joaquin Mascareñas y otros conocidos por los apodos El Ñego, el Macheteado, el Machenga, el Terror,etc.
Extracto de los libros: “Estudios Históricos sobre Vicente Benavides y las Campañas del Sur",Autor:Diego Barros Arana.
“La Guerra a Muerte”,    Autor: Benjamín Vicuña Mackenna.
Pagina web: www.memoriachilena.cl  
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viernes, 12 de agosto de 2011

JUAN RAMÓN TERÁN RUÍZ, HÉROE DE LA GUERRA DEL PACÍFICO

        Don Juan Ramón Terán Ruíz nació en Nacimiento, sector Millapoa. Hijo de Manuel Terán Ruíz y de Dolores Ruíz. Era casado con doña María Retchum. 
      El 29 de septiembre de 1860 ingresa al regimiento "Cazadores a Caballo" y el 13 de julio de 1867 se retiró del servicio como Alférez. El 9 de septiembre de 1879 ascendió a Teniente del regimiento "Granaderos a Caballo" y  ese mismo año durante  la Guerra del Pacifico es destinado al regimiento de caballería "Carabineros de Yungay 2° de Línea," considerado un cuerpo de elite, creado y dirigido por el comandante don Manuel Bulnes Pinto. 
      Tenía fama de valiente y esforzado, así como estricto observante de la disciplina, excelente jinete, destacado soldado, fiel defensor de su tierra y su bandera.
       El 5 de diciembre de 1880 ascendió a Capitán. Destaca en el combate de Buenavista el 18 de abril de1880, en la batalla de Tacna el 26 de mayo de 1880 y en el Asalto y Toma del Morro de Arica el 7 de junio de 1880.  Falleció en la Batalla de Chorrillos el 13 de enero de 1881.
            El parte de guerra del General Bulnes afirma: “…Este buen resultado para las armas chilenas no se obtuvo sin que tuviéramos que lamentar algunas dolorosas y sensibles pérdidas, entre ellas la del bravo y valiente Capitán Terán…”

Extracto del libro: “El álbum de la Gloria de Chile”
Autor: Benjamín Vicuña Mackenna              
 Nota: Algunos datos biográficos fueron entregados por el profesor  e investigador don Manuel Espinoza Llanca.


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lunes, 8 de agosto de 2011

EUSEBIO RUÍZ GUZMÁN



Nació en Nacimiento en 1802. Hijo de Buenaventura Ruíz y Josefa_Guzmán.                                                                                      En 1817 ingresó al ejército patriota como soldado del Regimiento “Cazadores a Caballo”. Formó parte del destacamento que junto al Capitán don José Cienfuegos ingresó a Nacimiento, que estaba en poder de los Realistas,  después de un arduo combate que duró toda la noche del 07 al 08 de mayo de 1817, Nacimiento fue incorporado al Chile Republicano.                                                                                                                                    
Participó en el combate de Quechereguas el 15 de marzo de 1818 en donde fue herido de lanza en el costado izquierdo.
Luchó en la batalla de Cancha Rayada el 19 de marzo  de1818 y en la batalla de Maipú el 5 de abril de el mismo año.
En 1819 junto a Lord Cochrane participó en el asalto a Pisco y fue herido de  bala estando  embarcado en Guayaquil.
 Participó en las campañas de la “Guerra a Muerte” y luchó heroicamente en el combate de Las Vegas de Saldías contra las montoneras de Vicente Benavides el 9 de octubre de 1821.
Participó en la Expedición Libertadora del Perú y luchó en el combate de Puno de 1823.
Alcanzó el grado de Capitán de Cazadores a Caballo y participó en la campaña contra los Pincheira.
Ascendió a Sargento Mayor Graduado y participó en la guerra civil apoyando al General don Ramón Freire Serrano y el 3 de enero de 1830 participó en la contrarrevolución de Concepción la que fracasó a los pocos días. Luchó en la batalla de Lircay el 17 de abril de 1830.  El 22 de abril de ese año fue dado de baja del ejército y fue desterrado al Perú.
Regresó a Chile y fue acusado de haber intentado derrocar al gobierno de José Joaquín Prieto. El 11 de septiembre de 1832 fue condenado a muerte, pero el 10 de diciembre de ese año la pena fue conmutada por la de destierro por dos años. Escapó de la cárcel antes de conocer la sentencia y se estableció en Perú.
En 1834 ingresó furtivamente a Chile y fue tomado preso.  Posteriormente fue organizador y comandante del regimiento "Dragones de la Frontera". Al estallar la guerra civil de 1851 apoyó al general  José María de la Cruz. 
Luchó en el combate de Monte de Urra el 19 de noviembre de 1851 y falleció heroicamente en la batalla de Loncomilla el 8 de diciembre de 1851.
Don Eusebio Ruíz Guzmán fue uno de los grandes patriotas  de Nacimiento y de Chile.


Nota: Esta biografía fue enviada por el Licenciado en Historia  e Investigador Histórico, don Manuel Espinoza Llanca.


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miércoles, 3 de agosto de 2011

DON ALONSO DE RIBERA, FUNDADOR DEL FUERTE DE NACIMIENTO

        Don Alonso de Ribera nació en Úbeda, su padre era don Jorge de Ribera y Dávalos, descendendiente de los reyes de Aragón y su madre la dama castellana doña Ana Gómez de Montesinos y Gómez de Pareja.  Don Alonso era un hombre galano y de prestancia, de estampa viril, de negros y vivaces ojos, de frente alta, manos fuertes y finas, de soldado y galán pero antes que nada era un hombre de armas. Había combatido en el ejército de Flandes, uno de los más famosos de entonces. Por su brillante carrera militar el Rey Felipe III lo nombró Gobernador y Capitán General de Chile en el año 1599. Tenía cerca de 40 años y no cabe duda que Ribera fue uno de los más brillantes gobernadores que envió la corona española.
Se casó con doña Inés de Córdoba, a pesar de que se comentaba que tenía amores con una de las Lisperguer, o con las dos, lo que le trajo no pocos problemas al Gobernador.
Estando en campaña al sur de Concepción en la víspera de Navidad de 1603, sus soldados estaban silenciosos, había nostalgia de la patria y la familia, los llanos de Negrete algún recuerdo traían a Don Alonso, “se parecen a los valles de Logroño en las riberas del Ebro”. Desde la altura, se dominaba el curso del Biobío, lento y solemne, y un ancho valle bordeado de montes y selvas. Erguido frente a sus soldados dijo: -“En el nombre de Dios y del Rey, dejaremos fundado un fuerte, que llamaremos del Nacimiento de Nuestro Señor”. Ribera conocía la importancia estratégica del lugar y durante sus dos periodos como gobernador se preocupó de dotarlo de armas, vituallas y hacerlo cada vez más sólido.
Después de muchas campañas, disturbios, amoríos, problemas con el clero, conspiraciones y acusaciones, su vida se apagó en Concepción a los 60 años el 9 de marzo de 1617. Su cuerpo descansa entre las ruinas de la Iglesia de San Francisco, bajo las aguas de la bahía de Penco.

Extracto de la página web www.memoriachilena.cl
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