Este sitio es para toda persona nacida en esta hermosa tierra. Para todo aquél que se sienta orgulloso por su comuna. para el que sigue aquí, para el que está lejos y para los que de una u otra forma se les ha impregnado en la memoria el nombre de Nacimiento. Más de cuatrocientos años de historia forjaron nuestras raíces, de aquí surgieron patriotas forjadores de nuestra independencia, artistas, escritores, congresistas, héroes, deportistas, nacimentanos de corazón.

Aquí está tu espacio, tu cita con la historia, con el presente y el rincón de los recuerdos y la posibilidad de expresar tus sentimientos por tu pueblo, tu opinión nos interesa, no dejemos en el olvido este pedazo de tierra con una de las historias más extensas e importantes de nuestra patria.
Cada pueblo, cada país, incluso cada persona le asigna importancia a algún tipo de recuerdo. Practicar el ejercicio de mirar hacia atrás es para entendernos mejor, pues el pasado a menudo nos ofrece las claves necesarias para desenvolverse en forma adecuada y exitosa en el presente.
La Historia busca recrear esas vidas y experiencias de esos antepasados, pero no con un mero afán de curiosidad, sino con un espíritu crítico que permita ir descubriendo el legado de los que ya no están. Ahí en el acto de recordar, está la conexión con nuestras raíces, con nuestra Historia.
La historia de más de cuatro siglos de Nacimiento, nos muestra que somos una comunidad muy amplia, que tiene raíces en las civilizaciones precolombinas, la irrupción europea trastocó la historia, el choque de dos identidades con pocos elementos en común, modificó el modo de ser de ambos grupos, configurando la nueva identidad mestiza. El descubrimiento del Nuevo Mundo, marcó un hito en la historia de la humanidad. Todo un continente se moviliza desde la vieja Europa a colonizar estas tierras, impregnándolas con sus tradiciones, costumbres, idiomas y mezclándose en el surgimiento de una nueva raza. Lo que hoy somos, casi como el producto de la fantasía sucedió en esta región hace ya más de 4oo años, como resultado de la audacia de los conquistadores y la pujante y tesonera fuerza de los caciques araucanos. Fue aquí donde la lanza y la espada se encontraron para formar un nuevo pueblo.
"Los pueblos que no conocen su historia, sus errores y sus aciertos, pierden conciencia de sus destinos y los que se apoyan en las tumbas gloriosas de sus antepasados, son los que mejor preparan el porvenir".
Te invito a conocer nuestra historia, eres bienvenido.

lunes, 17 de octubre de 2011

ORELLIE ANTOINE DE TOUNNENS, EL REY DE LA ARAUCANÍA

           
            Nació en la localidad de la Chaise, departamento  de la  Dordoña, Francia el 12 de mayo de 1825. Hijo de padres campesinos. De su juventud no se conservan mayores noticias. En esa época, según recuerda en sus memorias, inició lecturas de viajeros llenando su tediosa vida con la ilusión de emular sus aventuras y la peregrina idea imperialista de “reunir las repúblicas hispanoamericanas bajo el nombre de una confederación manárquica constitucional dividida en diecisiete estados”
            E n agosto de 1858 se encontraba en Coquimbo. Durante los dos años siguientes, aprendió el idioma castellano y se relacionó con logias masónicas de Valparaíso, lo que le permitió definir el territorio desde el cual iba a iniciar su afiebrada “labor imperial”.
            De los territorios sudamericanos que en esa  época aparecían  sin una dominación efectiva, fijó su atención en La Araucanía, donde sus habitantes naturales habían rechazado por siglos a la autoridad española y chilena. Creyó que ahí podían ser acogidas sus aspiraciones monárquicas.
            En octubre de 1860, Tounnens se trasladó a La Araucanía, iniciando su viaje desde el puerto de Valdivia al interior, junto a un grupo de comerciantes franceses. Consiguió el permiso del cacique Quilapán para internarse en sus tierras, prohibida para los chilenos, siendo acompañado de un mocetón e intérprete y dos franceses. La impresión de los mapuches debió ser mayúscula al ver llegar a un hombre de figura maciza, vestido con traje, pero poncho como los suyos y con la idea de que ellos lo nombraran  Rey.
            Tounnens encontró la manera de convencer a los mapuches y a un mes de haber llegado al territorio araucano decretó el nacimiento de la primera monarquía constitucional y hereditaria de La Araucanía.
            Según la interpretación del biógrafo Armando Braun Menéndez, los caciques lo aceptaron debido a que en él veían el símbolo de la resistencia frente al Estado  chileno.  Asimismo, por una leyenda mesiánica, influida por su cristianización colonial, que decía que la guerra y la esclavitud terminarían el día en que llegara un hombre blanco a la región.
            A su proclamación como Rey, muy pronto siguieron la promulgación de la Constitución de la Monarquía, su difusión en varios periódicos y las cartas de aviso al gobierno de Manuel Montt.
            El 20 de noviembre de 1860 decidió además incorporar la Patagonia a su reino, fijando los  límites de la Monarquía en el Biobío por el norte, la costa del Pacífico por el este, la costa atlántica desde el río Negro al sur por el oeste y el Estrecho de Magallanes por el sur.
            Orellie se trasladó a Valparaíso a dar a conocer su monarquía, a la que denominó “La Nueva Francia”, pero sus amigos franceses, quienes debieron haber sido sus mayores consejeros, se rieron de sus ocurrencias y pasado un año ninguna autoridad lo recibió.
            Regresó a La Araucanía en diciembre de 1861 y se dedicó a entrevistarse con distintos indígenas, a quienes ofreció su ayuda para defender la frontera norte a cambio de su adhesión a él. El alboroto generado provocó cierta preocupación  en la Intendencia de Arauco, por cuanto no eran lejanos los levantamientos indígenas de 1859.
            Las autoridades chilenas pusieron precio a su cabeza. Fue un criado quién lo entregó en enero de 1862, a orillas del río Malleco. Fue sometido a juicio en Nacimiento por el comandante de esa plaza, Manuel  A. Faes. El  7 de enero fue trasladado a Los Ángeles, e interrogado por el Intendente de Arauco, coronel Cornelio Saavedra. Durante el juicio enfermó de disentería y se le cayó el cabello. Acusado de perturbador del orden público, fue condenado en primera instancia a 10 años de cárcel.
            E n julio de 1862 el juez Matus sobreseyó la causa y lo sentenció a ser recluido en la Casa de Orates de Santiago, ciudad a la que llegó solo en octubre de ese año. Allí fue liberado gracias a la intervención del cónsul francés Henri Cazotte, quién lo envió a Europa.
            Durante  6 años Tounnens hizo propaganda en Europa a su acción en América, interesando a gobiernos y capitalistas en financiar una segunda etapa de su reino de La Araucanía. Logró la ayuda de un tal M. Planchu, con el cual llegó a Chile a finales de 1869.
            Pero la situación en La Araucanía había cambiado luego de su ausencia de 9 años. El estado chileno decidió acelerar sus planes de ocupar el territorio y dominar a los indígenas. Es así como los caciques que antes lo habían apoyado, vieron reducidas sus fuerzas; el supuesto Rey tampoco tenía los recursos para enfrentar los ejércitos chilenos. No tuvo la acogida esperada, por lo que decidió trasladarse a Buenos Aires, llegando allí en julio de 1871.
            Su extraña aventura americana había terminado en el más completo descrédito, por lo que volvió a Francia. No por ello desistió de sus  propósitos. Dos veces más intentó regresar a América, en 1874 y 1876, pero sólo llegó hasta Argentina, siendo forzado a retornar a Europa.
            Tounnens instaló su Corte  Real en un departamento en París, donde recibía a los curiosos junto a sus ministros. Estos a cambio de títulos de  nobleza de Monarquía Araucana, financiaban la vida del Rey en el exilio. Sus amigos terminaron por conseguirle un modesto empleo municipal. Tounnens falleció en París el 19 de septiembre de 1878.
            Orellie llegó a tener un himno, compuesto por Guillermo Frich, en Valdivia en 1864 y monedas de peso  acuñadas en plata el año 1874. El príncipe Felipe en 1996, fue uno de los últimos descendientes, miembros de su familia.
Fuente: Grandes Biografías, Figuras de la Historia de Chile de Cristián Guerrero Lira, Fernando Ramírez Morales  e Isabel Torres Dujisín.
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