El “Huáscar” y la “Unión”, cumpliendo con su misión en la madrugada del 23 de julio de 1879, sorprenden poco más al norte de Taltal, sin ningún resguardo al transporte chileno “Rimac” que llevaba a bordo con destino a Antofagasta al regimiento “Carabineros de Yungay” de 258 plazas incluido quince jefes y oficiales, su comandante era el teniente coronel don Manuel Bulnes Pinto, hijo del ex presidente de Chile y héroe de Yungay en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, Manuel Bulnes Prieto, también componía el cuerpo de oficiales de este regimiento otro hijo del héroe de Yungay el sargento mayor don Wenceslao Bulnes Pinto, el transporte apresado traía 215 caballos del regimiento, una gran cantidad de carbón, armamento , proyectiles, forraje, etc. La caza duró cuatro horas aproximadamente y el capitán del buque era don Pedro Lautroup, según el parte de guerra del capitán de navío don Miguel Grau.
Según el corresponsal del diario “El Comercio”, otro testigo presencial de la entrada del transporte “Rimac” a Arica aquella mañana del 25 de julio de 1879, describe el acontecimiento señalando que el buque chileno entra al fondeadero del puerto a las 9:30 Hrs. A.M., escoltado por el monitor “Huáscar” seguido por la corbeta “Unión” se izó la bandera de Chile invertida con su estrella hacia abajo y sobre esta estaba el pabellón rojiblanco del Perú, según el corresponsal del periódico limeño, al anunciarse la entrada del buque prisionero, se dispararon salvas de honor para las tripulaciones de los buques peruanos que regresaban triunfantes de la incursión a las costas antofagastinas, se echaron las campanas al vuelo en señal de victoria, la población se arremolinó en el muelle saludando a los buques victoriosos con pañuelos blancos, muchas banderas bicolores del Perú y en menor número se vieron algunas banderas de Bolivia, el pueblo y muchos soldados de franco se agolpaban en el desembarcadero con la curiosidad de ver descender a los temidos chilenos, que la propaganda los presentaba como “hordas bárbaras de araucanos” dispuestas a cualquier ultraje, la espera de los curiosos para ver a los prisioneros fue aproximadamente de tres horas, fue larga pero no tediosa, ya que se desembarcaron primero la caballada que era de primerísima calidad, llamando la atención en particular de la oficialidad aliada, para algunos este hecho constituyó un agravio más que se les quiso inferir a los chilenos, al hacer descender el ganado antes que los prisioneros. Para los expectantes ariqueños , la sorpresa fue mayúscula cuando vieron desembarcar a los prisioneros en perfecto orden y disciplina, pero siempre bajo la atenta vigilancia de sus aprehensores, el regimiento “Carabineros de Yungay”, considerado un cuerpo de elite lucía los vistosos uniformes de la caballería chilena, los marinos iban ataviados de sus uniformes de parada, lo que había sido autorizado por el comandante provisorio del “Rimac”, capitán de fragata de la Armada del Perú don Manuel Melitón Carvajal; los prisioneros con mucha dignidad encabezados por su jefe el comandante don Manuel Bulnes tomaban formación en el sector de la marina como si fuesen a presentarse a una parada militar, no bubo insultos ni injurias por parte de los curiosos ariqueños, si se escuchaban muchos vivas al Perú, vivas a Bolivia, vivas al capitán Grau y sus marinos. Los prisioneros fueron conducidos al interior del recinto de la Aduana, donde pasó revista a la formación de prisioneros el Supremo Director de la Guerra, el general Mariano Ignacio Prado, concluida la cuenta se ordenó trasladar a los prisioneros, soldados de caballería, al cuartel “San Francisco”, la marinería fue repartida en varios recintos de reclusión, la oficialidad se le destinó al cuartel de la Guardia de Honor del Supremo Director de la Guerra, a los comandantes Bulnes y los jefes navales, Lautroup y Gana se les detuvo en el hotel “Colón” con cortesía pero con estricta vigilancia.
Fuente: Bajo el Brillo del Corvo y el Sonar del Clarín, La Batalla de Arica.
Autor: Hernán Lagos Zúñiga.
Nota: Cabe mencionar que el nacimentano don Juan Ramón Terán, pertenecía al regimiento de caballería “Carabineros de Yungay”.
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